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¿Qué es la obesidad?

En el siglo XXI, la obesidad es un problema para todo el mundo, independientemente de su estatus social, edad, sexo o lugar de residencia.
Según la Organización Mundial de la Salud, unos 1.700 millones de personas tienen sobrepeso en todo el mundo. La OMS prevé que en 2025 el 40% de los hombres y el 50% de las mujeres tendrán sobrepeso. El 40% de los hombres y el 50% de las mujeres serán obesos.

El índice de masa corporal (IMC) se utiliza para diagnosticar y medir la obesidad dividiendo el peso corporal de un paciente (en kilogramos) por su altura (en metros) al cuadrado. El peso normal corresponde a un IMC de 18,5-24,5. Un IMC de 25,0-29,9 indica sobrepeso y un IMC superior a 30 indica obesidad.

Diagnóstico de la obesidad:

  • La obesidad de grado I se diagnostica con un IMC de 30,0 a 34,9
  • Obesidad de grado II con un IMC de 35,0 a 39,9
  • Obesidad de grado III (o mórbida) – IMC superior a 40

Recuerda que el IMC no es fiable en niños, mujeres embarazadas y deportistas o personas muy musculosas. Para estos pacientes, la presencia y el grado de obesidad se definen de forma diferente.

Complicaciones de la obesidad

La obesidad es un factor de riesgo importante, pero evitable, para la aterosclerosis, las enfermedades cardiovasculares (hipertensión, cardiopatía coronaria, infarto de miocardio, varices), la diabetes de tipo 2, la enfermedad de cálculos biliares, la artrosis, el cáncer (de mama, de útero, de ovarios, de próstata) y los problemas reproductivos (incluida la infertilidad).

El riesgo de desarrollar complicaciones derivadas de la obesidad también puede determinarse midiendo el perímetro de la cintura: aumenta cuando el perímetro es superior a 94 cm en los hombres y a 80 cm en las mujeres.

La obesidad suele provocar el síndrome metabólico, un complejo trastorno metabólico (hiperglucemia, desequilibrio de los lípidos en sangre) e hipertensión arterial (130/85 mmHg) que multiplica el riesgo de enfermedad cardiovascular.

Causas de la obesidad

La obesidad está causada por un desequilibrio entre la ingesta y el gasto de energía. En el 95% de los casos, la obesidad es el resultado de una sobrealimentación sistemática (tanto la cantidad como la composición de los alimentos es importante), una alimentación desordenada y una actividad física insuficiente.

Sólo en el 5% de los casos se trata de una obesidad endocrina primaria debida a hipercorticismo, hipogonadismo, hipotiroidismo e insulinoma. En estos casos, la sintomatología principal se debe a la lesión de la glándula endocrina correspondiente.

Tratamiento de la obesidad

Para el tratamiento adecuado de la obesidad debe acudir a un médico para descartar una causa endocrina de la obesidad, buscar y detectar la presencia y gravedad de las complicaciones, comprender las causas de la enfermedad en su caso concreto y elaborar un plan de tratamiento.

Dado que la causa más común de la obesidad es comer en exceso, el tratamiento suele comenzar con la corrección de la dieta. Hay varios tipos de razones para comer en exceso:

  • Psicológico («comer por estrés», insatisfacción con otros deseos no alimentarios, etc.)
  • social (en la familia se acepta comer «hasta el plato», una madre o esposa amiga siempre te pone comida en el plato, y no te sientes cómodo para rechazarla)
  • fisiológico (estiramiento excesivo de las paredes del estómago debido al consumo habitual de comidas copiosas)

En los últimos años, el concepto de tratamiento de la obesidad ha cambiado considerablemente. Si en el pasado el objetivo de su tratamiento era alcanzar un peso corporal normal, en la actualidad se considera óptima una reducción gradual y moderada del peso (no más de 0,5-1 kg por semana), dirigida no tanto a mejorar los parámetros antropométricos como a compensar las alteraciones metabólicas y hormonales asociadas. Se considera clínicamente significativa una reducción del 5-10% del peso corporal con respecto al valor inicial, y sólo se puede considerar exitoso un tratamiento que conduzca a una mejora de la salud general del paciente.

Es importante recordar que la obesidad es una enfermedad crónica, por lo que no se puede curar con una dieta temporal. En la gran mayoría de los casos, los kilos perdidos durante la dieta volverán a aparecer después de dejarla. La única manera de deshacerse de la obesidad es desarrollar una dieta correctamente equilibrada que se pueda seguir de por vida.

El aumento de la actividad física es una parte obligatoria del programa de pérdida de peso. Incluye el ejercicio aeróbico, tanto para perder peso como para mantenerlo. Se trata de un ejercicio aeróbico que ayuda a reducir los depósitos de grasa en la zona abdominal y a mejorar el metabolismo de los lípidos y los carbohidratos.

Sin embargo, no siempre es posible conseguir los resultados deseados sólo con tratamientos no médicos. Por lo tanto, en algunos casos, hay que recetar medicamentos. Sólo un médico debe prescribir medicamentos para el tratamiento de la obesidad, teniendo en cuenta las necesidades individuales del paciente, las posibles complicaciones y los efectos secundarios.

En los casos graves de obesidad (IMC superior a 40 y/o complicaciones que provocan una rápida pérdida de peso y la ineficacia del tratamiento conservador) es necesario el tratamiento quirúrgico. Se recurre a la cirugía bariátrica (destinada a reducir el volumen del estómago y la superficie de absorción del intestino delgado) y a la cirugía estética (eliminación del exceso de tejido graso y piel).

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